martes, 20 de octubre de 2009

Museo de la Educación Gabriela Mistral DIBAM




“La educación ha sido uno de los más constantes temas de preocupación nacional. Entre profesores, alumnos y padres y apoderados, involucra a casi toda la población del país. Desde los primeros tiempos de la República la enseñanza se convirtió en un problema a la vez político y técnico. Generó debates y doctrinas, como la del Estado Docente, con sus defensores y detractores. La extensión de la educación primaria, hasta llegar a todos los niños del país, tiene una larga historia.”

El presente trabajo, tiene como objetivo, presentar al profesor un informe de nuestra visita al Museo de la Educación Gabriela Mistral, ubicado en calle Chacabuco 365 esquina calle Compañía, Santiago.
Luego de realizar una visita sin profundizar en las dependencias de la biblioteca del DIBAM, comenzamos el recorrido al segundo piso, ingresando a una habitación, de madera, donde crujían al caminar, haciendo que nos remontemos a aquella época; realizamos vista detallada a los implementos que se encontraban, incluyendo un sector en el cual se encontraba un escritorio con una máquina de escribir, de fondo se ubicaba un gran mueble que contenía en su interior variados libros, por lo cual llegamos a ellos para verlos detalladamente, encontrándonos con libros de Vicuña Mackenna, libro de salario de personal que trabaja en el museo antiguamente, libro de clases, certificados de estudios de los años 1953 en adelante.
Continuamente hicimos ingreso a otras dependencias del museo, lo que nos llevó al lugar comentado por todos, la zona donde se encontraban las herramientas de castigo, los pupitres utilizados y la pizarra, por lo que, nos adentramos a eso y, corriendo el peligro que llevaba, quisimos recrear una clase, sentarnos en los pupitres, estar castigado dentro del closet, para así poder entender un poco lo que podría haber sido estar en esa época, siendo que, en ningún momento pudimos dejar de lado la actualidad, por lo que comentábamos que, en la actualidad existen muchas cosas que antiguamente se hacían y no pasaba nada respecto a la educación y derechos humanos, en cambio, hoy en día, las cosas han evolucionado, dando un giro de 180°.
Finalizamos nuestro recorrido en la sala re-creativa, nos sentimos en la actualidad, uno estaba feliz, en cambio otro quería continuar el paseo por la historia y hacer viajar la imaginación de ese entonces, para así entender de mejor forma.
A continuación se detalla la visita al museo, definiendo ciertas cosas, dando un poco de información y finalizando con anexos, los cuales nos ayudan a entender palabras y acontecimientos sucedidos que, quizás son conocidos pero no con precisión.
Ésta visita al museo, esperamos nos sirva para comprender el pasado, ver el presente y así poder organizar el futuro.


La historia del Edificio


La construcción de éste edificio comenzó en 1884 y se inauguró en 1886. fue const5ruido para albergar a la Escuela Normal N°1 de Niñas al traspasarse su dirección a las educadoras alemanas lideradas por Teresa Adametz.
Originalmente la escuela estaba constituida por dos patios, el de Las Palmeras (ex Museo Salvador Allende) y el de Los Tilos. La Escuela Panamá era la Escuela Anexa, donde hacían sus prácticas las alumnas de la Normal.
La escuela funcionó en éste edificio hasta 1973. En 1981 recibe al Museo Pedagógico de Chile y en 1985 el edificio sufrió severos daños con el terremoto.
En el año 2000 se inicia el proceso de rehabilitación del edificio gracias a los esfuerzos del Ministerio de educación y la DIBAM, junto a otras instituciones públicas y privadas.




Los impulsores de la educación en el viaje a la reflexión


Con el comienzo de la República, el tema de la educación estuvo presente en las diversas constituciones y reglamentos promulgados durante las primeras décadas del siglo XIX. En la constitución de 1833 se declaró que la instrucción pública era una atención preferente del Estado. Desde mediados del siglo XIX con la fundación de la Escuela Normal de Preceptores en 1842, siendo Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Manuel Montt, y la Escuela Normal de Preceptores en 1854, se manifestó el interés decidido del estado chileno por preparar a los maestros y maestras que educarían en las primeras letras a los niños y niñas de Chile. Junto con la fundación de las Escuelas Normales se generaron discusiones en torno a la educación en el ámbito político y académico.
El Estado envió a destacadas figuras nacionales a Europa y Estados Unidos a observar los sistemas de enseñanza que se aplicaban en ese continente con la idea de adaptarlos a la realidad nacional. Estos viajes fueron fructíferos y produjeron reformas en el sistema de las escuelas Normales y en la Educación Primaria y Secundaria.
A partir de la década de 1880, comenzaron a llegar a Chile, contratados por el gobierno, pedagogos alemanes, suizos y austriacos que tomaron la dirección de las Escuelas Normales de Santiago y del resto del país y, se involucraron en la apertura del Instituto Pedagógico, en 1889, para mejorar la formación docente. Las ideas de Herbart y el positivismo marcaron este periodo de influencia de la pedagogía alemana en nuestro sistema educacional. Tanto los educacionistas chilenos como los extranjeros introdujeron en Chile nuevos métodos de aprendizaje que se expandieron rápidamente por las aulas a lo largo del país.



Claudio Matte creó
el nuevo método
fonético-analítico-sintético
para la enseñanza simultánea
de la escritura y lectura.


Con el cambio de siglo se introdujeron nuevas influencias a la pedagogía nacional. Las nuevas ideas en educación llegaron desde Estados Unidos, y en especial los planteamientos y conceptos del educador John Dewey. En 1904 se formó la Asociación de Profesores y en su Declaración de Principios se tomaron los principios de la Escuela Nueva y las ideas de Dewey con lo que se dio paso a un nuevo periodo en la historia de la educación en Chile marcado por las reformas educativas. Estas nuevas ideas influenciaron a una corriente reformadora encabezada por los profesores Enrique Molina, Luis Galdames, Darío Salas, Luis Flores Fernández y el abogado Francisco Antonio Encina. La doctrina de Dewey buscaba revolucionar los métodos, la disciplina, los programas, los locales y el inmobiliario de las escuelas que habían sido construidos para la transmisión oral de los conocimientos. La nueva educación debía apelar a los instintos lúdicos y a la actividad.
En 1902 y 1912 se realizaron en Chile dos importantes Congresos Pedagógicos, que trataron sobre la educación primaria y secundaria respectivamente. En estos congresos se generaron debates en torno a la influencia alemana en la educación chilena y, se puso término al “embrujo alemán” dándose paso a las ideas de Dewey, difundidas en nuestro país por educacionistas chilenos que se habían formado en Estados Unidos.



Luis Galdames tuvo
un rol activo en
el debate en torno
a la educación.


De la idea a la acción


La educación técnica tomó relevancia a través de las escuelas vocacionales y los talleres que formaban parte de los programas educativos de las Escuelas Normales. El 06 de julio de 1849, bajo el gobierno de Manuel Bulnes, se creó la Escuela de Artes y Oficios. En su decreto de fundación se concretaron ideas y proyectos que se venían dando desde fines del periodo colonial, como por ejemplo en la Academia San Luis, creada en 1798 por Manuel de Salas y Corbalán, quien fue además su primer director. A través de este establecimiento se quiso mejorar y ampliar la educación técnica, especialmente en aritmética, geometría y dibujo.
A la Escuela de Artes y Oficios, que contaba con talleres de Carpintería, Herrería, Mecánica y Fundición, asistieron desde sus inicios no solo alumnos de Santiago, sino también viajaron alumnos de las provincias. La Escuela debía entregar los medios para que “se labrase la felicidad futura, construyendo un factor importante para el progreso industrial”.
Paralelamente a este esfuerzo, se desarrollaron Escuelas de Minas en Copiapó, La Serena y Antofagasta, como respuesta y contribución al crecimiento de la industria minera en el norte. En la zona sur y Valdivia para preparar la mano de obra que requería el desarrollo industrial en esas provincias.


En 1888 se creó la Escuela Profesional de Niñas de Santiago con las siguientes secciones: comercial, modas, lencería y costura, bordados, guantería, cartonaje y marroquería, cocina, lavado y planchado y dibujo. Esta escuela estuvo durante 15 años bajo la dirección de la profesora contratada en Alemania María Weigle de Jenschke. Más tarde, esta educadora fue nombrada Inspectora General de las Escuelas Profesionales, cargo desde el cual introdujo clases de metodología para preparar profesoras de estas especialidades para los liceos y escuelas primarias.
El 06 de marzo de 1906 se fundó el Instituto Superior de Educación Física y Trabajos Manuales, creado para formar profesores y profesoras de Educación Física, Economía Doméstica, Dibujo, Caligrafía y Trabajos Manuales que el sistema educativo requería con insistencia.



Museo Pedagógico de Chile.

Testimonio de su tiempo.



A mediados del siglo XIX se dieron numerosas iniciativas relacionadas con el acopio y
la exhibición de material educativo. La más temprana de la que existe registro fue la Exposición de material escolar, organizada por José Abelardo Nuñez en agosto de 1885 en el Salón Central del Museo Nacional. Esta exposición dio origen al primer Museo Pedagógico Chileno. Este último se montó en los salones del segundo piso de la Escuela de Aplicación anexa a la Escuela Normal de Preceptoras y estuvo a cargo de Eduardo Rossig. En 1887 se formó una comisión para fomentar las actividades de este museo. La comisión estaba compuesta por José Abelardo, Martín Schneider y Teresa Adametz. A pesar del trabajo de ésta comisión, los escasos recursos con que se contaba para el mantenimiento del museo, obligaron a cerrar sus puertas en 1890. Su colección se dispersó en 1892 entre diversos establecimientos educacionales.
En 1901 Jorge Figueroa, Inspector General de Instrucción Primaria, en un
intento por revivir el Museo Pedagógico Chileno, inauguró la exposición de trabajos Manuales de las Escuelas Públicas de Santiago en un edificio del Estado que consiguió remodelar y amoblar. Además, logro que se nombrara un conservador para el museo y reunió un porcentaje importante del material que había formado parte del primer museo pedagógico chileno. El 15 de agosto de 1902, se inauguró el “Museo y Biblioteca pedagógico”, instituciones de carácter socio-cultural orientada principalmente a los profesores. La colección de este museo se enriqueció con el material recolectado, mas tarde, para la Exposición Internacional de Materiales de enseñanza que se montó, el mismo año de la inauguración del museo, con motivo del Congreso Nacional de Enseñanza Pública.
En 1904 se nombró una Junta de Vigilancia para darle un nuevo impulso al
museo, la que estuvo conformada por Claudio Matte, Pedro Bannen, Manuel Salas, Carlos Fernández Peña y Enrique Matta Vial. Bajo la dirección de Domingo Villalobos, conservador del museo, se le cambió el nombre llamándose, a partir de entonteces, Museo de Educación Nacional. El museo se componía de obras pedagógicas y didácticas u de carácter científico además de algunas piezas de mobiliario escolar. El Conservador y los miembros de la Junta de Vigilancia, pusieron especial interés en la construcción de un local adecuado para el museo. Los planos se publicaron en la Revista de Instrucción Primaria en junio de 1906 pero, por falta de recursos el museo cerró sus puertas ese mismo año.



Hitos para recordar



SIGLOS XVI AL XVIII
Educación Colonial.
Las escuelas de primeras letras dependían, en su mayoría, de las parroquias y cabildos. En ellas se enseñaban los rudimentos del saber y la doctrina cristiana. Solo se aprendía a leer y escribir para cumplir un oficio y no como una necesidad cultural. Existieron también establecimientos para la elite, muchos sostenidos por órdenes religiosas como la Compañía de Jesús o los Dominicos, en los que impartía una educación más completa.



1800 A 1840
Ilustración o Iluminismo.
A partir de fines del siglo XVIII, la Ilustración francesa comenzó a tener influencia en la enseñanza impartida en las escuelas primarias y secundarias. La creación del Instituto Nacional es un ejemplo de esta influencia. En la Constitución de 1833 (1) se estableció que la educación era una tarea “preferente” del estado.



1840 A 1860
Formación del sistema educacional chileno.

La educación primaria comenzó a valorarse como una herramienta fundamental para el progreso cultural y económico del país. En este periodo se fundaron numerosas instituciones educacionales como la Universidad de Chile y la Escuela Normal de Preceptores (1842), la Escuela de Artes y Oficios (1849) y la Escuela Normal de Preceptoras (1854). En 1860 se dictó una Ley Orgánica de la Enseñanza Primaria que decretó la gratitud de las escuelas fiscales y municipales.




1860 A 1912
Reformas e innovaciones.
Diego Barros Arana reformó el plan de estudio en el Instituto Nacional, implantando un modelo científico y laico que será un reflejo de la filosofía positivista que marcó la educación en este periodo. Se realizaron dos congresos generales de educación primaria y secundaria en 1902 y 1912 respectivamente con el objetivo de revisar el sistema educacional imperante.



1912 A 1928
La educación y su impacto en los cambios sociales y políticos.
Se dictó la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1920 (2). Las ideas de la Escuela Nueva de John Dewey tomaron gran importancia modificándose las metodologías aplicadas en los establecimientos educacionales.



1928 A 1953
Periodo de experimentación y ensayos educativos.

Se creó en 1932 el Liceo Experimental Manuel de Salas, un reflejo de espíritu de experimentación didáctica que se dio en las escuelas consolidadas y vocacionales. En este periodo se dio inicio al Plan de renovación gradual (3) de la educación secundaria.



1953 A 1970
Periodo de planificación y reformas.
Gran forma educacional de 1964; se planteaba un sistema único de educación integral que acogiera como un cuerpo compacto desde la enseñanza preescolar hasta la educación
universitaria.




Retrospectiva de la enseñanza:

Síntesis de una historia



El antecedente más directo del actual Museo de la Educación Gabriela Mistral, fue la exposición retrospectiva que se organizó en el Museo de Bellas Artes el año 1941, como parte de las celebraciones en conmemoración del cuarto centenario de la fundación de la ciudad de Santiago.



Esta exposición, que revisaba la historia de la educación primaria, secundaria y universitaria en Chile desde el periodo colonial hasta 1941 desde diversas temáticas, se compuso principalmente de afiches, material didáctico, cuadros artísticos y datos estadísticos, entre otros. Su organizador fue Carlos Stuardo Ortíz.




Pedagogía y Patrimonio

Reconstruyendo nuestra memoria





Lucila Godoy Alcayaga: sus primeros pasos como maestra.


Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, Nació en Vicuña el 07 de abril de 1889. recibió sus primeras lecciones en su casa, de manos de su hermana Emelinda, maestra primaria, siguiendo posteriormente sus estudios formales en una pequeña escuela de La Unión. Su último año de educación primaria lo cursó en la Escuela de Mujeres de Vicuña. En 1905 se presentó como alumna interna en la Escuela Normal de Preceptoras de La Serena, pero su postulación fue rechazada por considerarse que sus escritos y sus lecturas eran demasiado liberales. A los 15 años comenzó a trabajar como ayudante de maestra en un liceo de La Compañía Baja, cerca de Vicuña; más tarde se trasladó como profesora rural a la Escuela La Cantera
Paralelamente su labor docente, Lucila se dedicaba a la creación literaria. En 1904 colaboró en el periódico El Coquimbo de La Serena, bajo los seudónimos de “Alguien”, “Soledad” y “Alma”, publicando sus primeros poemas: Ensoñaciones, Carta íntima y, Junto al mar (1908). Los títulos elegidos para estos poemas, así como también los seudónimos con los que los firmó, expresaban ya en esa época el carácter solitario, introvertido y romántico que marcaría la vida de la joven poetisa. En 1908, su obra apareció en la antología “literatura coquimbana” de Carlos Soto Ayala, en donde utilizó por primera vez el seudónimo de Gabriela Mistral.
En 1910, después de su itinerancia en diferentes escuelas en las que ejerció como ayudante y como maestra, rinde exámenes para titularse como profesora formalista en la Escuela Normal N°1 de Niñas de Santiago, siendo nombrada posteriormente maestra primaria en la escuela de Barracas, ubicada al poniente de la ciudad, en la actual comuna de Pudahuel, establecimiento en el que se desempeñó hasta 1911.




La Escuela Normal dirigida por las religiosas

Del Sagrado Corazón de Jesús




En 1854 el Presidente Manuel Montt encargó a las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, bajo la dirección de la Reverenda Madre Ana Du Rousier, que fundaran una Escuela Normal de Preceptoras Primarias para formar a “las maestras a las que el Gobierno debía confiar la educación en las escuelas públicas”. Ese mismo año, la Escuela Normal abrió sus puertas a 40 alumnas. A pesar de que este establecimiento era financiado y examinado por el Estado a través de visitas de inspección, se le concedió a la directora libertad para decidir la forma de enseñanza, los ramos de estudios, el reglamento interno. Cabe hacer notar que, durante la gestión de las religiosas, se dio una constante tensión entre la autoridad civil y la dirección de la escuela, tensión en gran medida influenciada por el ambiente que se vivía en el país respecto de la definición de los espacios laico/religiosos.
Entre las condiciones para el ingreso a la escuela se estableció edad de admisión entre 12 y 14 años. Además, las alumnas debían saber leer y escribir y, acreditar buena conducta. El Ministerio de Instrucción Pública hacía la selección de las candidatas. El programa contemplaba cuatro años de estudios, período durante el cual las alumnas recibían una beca del Estado para costear su permanencia en la escuela. Con la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria, se elevó la edad de admisión a 16 años y, se ampliaron los requisitos, ya que junto con saber leer y escribir, las postulantes debían conocer el catecismo, la gramática castellana y geografía. En 1861, la Escuela Normal se trasladó al edificio construido por las religiosas en calle Maestranza, hoy Avenida Portugal, entre Marín y Santa Victoria.
La educación de la Escuela Normal de Preceptoras se dividió en tres tipos de enseñanza: teórica (con ramos de lectura, escritura y matemáticas); práctica (con la aplicación de los principios pedagógicos y técnicos en economía doméstica); y educación espiritual. A pesar de que la escuela fue una sólida contribución a la sociedad chilena, los niveles de instrucción de las alumnas y la cantidad de egresadas por año no cumplieron las expectativas del Estado. Paralelamente, nuevos modelos educacionales estaban generando reformas. Fue en ese contexto en el que en 1883 se decidió traspasar la dirección de la escuela a un grupo de profesoras alemanas lideradas por Teresa Adametz, que llegó especialmente contratada por el gobierno del Presidente Domingo Santa María, para asumir ésta tarea.




La etapa alemana


La Escuela Normal de Preceptoras inauguró un nuevo establecimiento en 1886, en calle Compañía, entre Chacabuco y Herrera. Éste edificio se convirtió en un modelo de arquitectura escolar, pues cumplía con una serie de requerimientos educativos que lo constituyeron en una edificación pionera para su época. A partir de éste periodo, y siguiendo el modelo alemán, comenzó una feminización del preceptorado primario. Teresa Adametz puso un nuevo énfasis en los conocimientos que aportaban la psicología y teoría de la educación, para despertar las facultades de los alumnos. Además, el gobierno aceptó el nombramiento de una comisión examinadora, compuesta por miembros del plantel de la Escuela Normal, para que evaluara a las postulantes cada año. Ésta era una práctica habitual en las Escuelas Normales de Alemania y Austria, donde no se examinaban los conocimientos de las postulantes sino su fuerza intelectual y sus aptitudes para la enseñanza.


Uno de los cambios que introdujo Teresa Adametz en la Escuela N°1 de Niñas, fue el nuevo énfasis otorgado a las lecciones de trabajo manual, lo que se replicó en otras escuelas normales. A las alumnas se les enseñaba todo aquello que pudiera serles útil en la vida familiar: tejido, costura y corte y confección, etc. Todo esto con el fin de economizar en la vida cotidiana, otorgar cierta independencia a la maestra y evitar la ociosidad. Además, para así dictar cursos de cestería u otras artes a las familias pobres de las provincias donde fueran a cumplir sus años de servicio. Dado que el promedio de egresadas anualmente no superaba las seis, pronto surgió la necesidad de crear escuelas normales en las provincias.


Generalmente, las postulantes eran de origen muy humilde, por lo que el trabajo docente femenino se constituyó además en una alternativa de generar ingresos para las mujeres. Un buen reflejo de esta realidad son las palabras que dirigió Adametz a las alumnas de la Escuela Normal con motivo de la inauguración del nuevo edificio en 1886; “No olviden jamás, hijas mías, las modestas habitaciones en las cuales han nacido, ni los hogares humildes en los cuales la mayor parte de ustedes, irán después a pasar su vida. No olviden que todo lo que se les proporciona aquí: casa, alimento, educación, es un préstamo que ustedes reciben de sus conciudadanos, y que solo pueden pagar semejante deuda haciendo lo que de ustedes se espera: primero, buenas alumnas de esta escuela, y después buenas maestras del pueblo”.
Durante sus 120 años de labor educacional, la Escuela Normal mantuvo su carácter laico y su sistema de internado gratuito y medio pupilaje. El examen de admisión, muy exhaustivo y riguroso, se aplicaba a niñas entre 12 y 15 años y era muy riguroso. El plan de estudios abarcaba seis años de formación que incluía también un trabajo práctico en la escuela anexa a la Escuela Normal o en otras escuelas primarias de los alrededores. Dentro de la malla curricular, se le otorgaba especial importancia a la gimnasia y al canto. De este establecimiento o solo egresaron profesoras normalistas que se desempeñaron en escuelas primarias en todo el país, sino además en él rindieron exámenes para regularizar su situación numerosas maestras autodidactas o que, como Gabriela Mistral, por diversos motivos no habían finalizado su formación. En 1974 la Escuela Normal N°1 de Niñas “Brígida Walker”, nombre que recibió en homenaje a su primera directora chilena, cerró sus puertas definitivamente, dejando tras de sí más de un siglo de formación docente durante el cual marcó muchas generaciones de educadoras.



El Rescate de un monumento nacional


En las últimas décadas del siglo XIX el estado Chileno dio un fuerte impulso a la edificación de establecimientos educacionales que cumplieran con ciertos requisitos de infraestructura, que permitieran impartir un elevado nivel de educación. Dentro de estas políticas educativas, las escuelas normales fueron una de las prioridades, no solo en Santiago, sino también en el resto del país. Fue así como el año 1885 se decretó la construcción del edificio que albergaría a la Escuela Normal N°1 de Niñas, institución que hasta entonces funcionaba en calle Maestranza, hoy Avenida Portugal. La edificación contempló también la construcción de una escuela de Aplicación Anexa. La obra se le encargó al arquitecto Víctor Henry de Villenueve, quien trabajaba para el gobierno en otras obras similares como la Escuela Normal de Chillan (construcción destruida por el terremoto de 1939), la Escuela Normal de Preceptores José Abelardo Núñez (edificio que hoy pertenece a la Universidad de Santiago) y la biblioteca de la antigua edificación del Instituto Nacional.



En cuanto a la distribución de los espacios, ingresando por calle Compañía, se encontraba el vestíbulo que daba la entrada a las dependencias. Por el corredor a la derecha, se ubicaba la biblioteca del establecimiento. Desde el patio de los tilos se accedía a las salas de estudio y a las clases de labores de mano, física, química y música. El patio de las Palmeras permitía el acceso al salón destinado al curso especial de dibujo y bordado artístico. Por el lado sur, estaba ubicado el comedor, en el cual podían permanecer cómodamente hasta 150 alumnas; hacia el oriente se ubicaba el comedor de las profesoras. Entre los dos patios centrales se encontraba el gran salón de la escuela, construido por una galería con capacidad para unas 200 personas sentadas, en el que se realizaban actividades tales como conferencias, ejercicios de gimnasia, entrega de premios, bailes, conciertos y exposiciones, entre otras (en la actualidad este espacio se encuentra dividido en dos niveles). Al fondo del salón se ubicaba la capilla. En el segundo piso se encontraban los dormitorios de las alumnas y en los pabellones saliente hacia calle Compañía, los dormitorios de las profesoras.



Edificio protagonista de catástrofes.


En su historia, este edificio ha sido protagonista de una serie de catástrofes: en 1891 se produjo un saqueo en medio de los desordenes causados por la revolución del 91; tres años después un incendio arrasó con parte importante del inmueble, destruyendo parte el mobiliario y valioso material escolar que se utilizaba en las clases. Sus muros no se dañaron estructuralmente y Verónica Schaeffer, directora de la escuela, consiguió que se construyera en un corto período. Sufrieron también algunos derrumbes menores como consecuencia del terremoto de Valparaíso el año 1906. un nuevo incendio afectó al edificio en 1932, utilizándose para su reconstrucción los planos originales de 1886. El año 1985 el 04 de marzo, el terremoto que afectó la zona central del país, provocó diversos daños estructurales en el edificio que obligaron a su cierre definitivo por motivos de seguridad.
Hasta 1973 el edificio albergó a la Escuela Normal N°1 de Niñas, a partir de esa fecha y hasta 1981 fue la sede del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación. En 1981 recibe al Museo Pedagógico de Chile. El 02 de junio de ese mismo año es declarado Monumento Nacional a través del Decreto N°2701 (4), asignándosele el número 247 en el listado de monumentos nacionales. Sin embargo, producto de los daños estructurales ocasionados por el terremoto de 1985, no se pudo concretar la exhibición permanente de su colección en las salas que le habían sido designadas para la finalidad. Más tarde, el inmueble compartió el edificio con varias entidades de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), entre ellas, la Subdirección de Bibliotecas Públicas y los depósitos de respaldo de los fondos de la Biblioteca Nacional.


El 03 de noviembre del año 2000 la Municipalidad de Santiago entregó su ala poniente en comodato a la DIBAM para uso exclusivo del Museo Pedagógico de Chile. Desde entonces, la DIBAM, en estrecha colaboración con el Ministerio de Educación, ha realizado un sostenido y vehemente esfuerzo para restaurar el edificio (que al ser depositario del patrimonio educacional chileno, se considera como la primera y más importante pieza de su colección) y acondicionar y diseñar sus espacios de exhibición. Así, las reparaciones, además de asegurar estructuralmente el inmueble y reparar integralmente los espacios dañados por el uso y el paso del tiempo, han recuperado su arquitectura original, propia de la segunda mitad del siglo XIX y, han permitido elaborar una muestra museológica acorde a la importancia de las colecciones que aquí se custodian. De esta forma, este edificio, que fue construido originalmente para acoger a la Escuela Normal N°1 de Niñas hace ya 120 años, hoy abrió sus puertas siguiendo el fin educativo, entregando a la comunidad el MUSEO DE LA EDUCACIÓN GABRIELA MISTRAL.


El Museo de la Educación Gabriela Mistral, ex Museo Pedagógico de Chile, ha estado ubicado en seis sedes distintas a lo largo de su historia. Inició sus actividades en un local arrendado a un particular en la calle Agustinas N°2492, en el barrio Yungay. Allí estuvo entre los años 1942 y 1948. En ese periodo contaba con una sección de biblioteca de obras didácticas, una galería de educadores compuesta de fotografías y bustos, una muestra de útiles escolares y mobiliario escolar y un archivo fotográfico.


Su segunda sede fue una casona en calle Filomena del barrio Bellavista. En 1949 se trasladó a calle Dieciocho, en 1964 se instaló en calle Cienfuegos N°56. entre 1968 y 1981 estuvo ubicado en Cienfuegos N°59, sede en la que el museo vivió una intensa actividad alcanzando su máximo apogeo en términos de impacto ciudadano durante la década del 60, época en la que su rol educativo se circunscribía principalmente a reforzar la formación docente, a la adquisición de nuevas metodologías educativas y a dar a conocer la historia de la educación a partir del protagonismo de su colección y de ciertos personajes considerados relevantes.



Texto extraído del Museo:

Soy una niña ya adolescente que entre mis juegos y fantasías, soñé con ser profesora. Mis padres me traen desde mi casa de campo de alguna provincia de Chile a Santiago, para estudiar en la Escuela Normal.
Para mí todo es nuevo, todo lo miro con los ojos muy abiertos y me embeleso mirando las edificaciones desde la micro que circula por la calle Catedral hacia el poniente.
Antes de hacer el viaje a la Capital, me han confeccionado el uniforme y la ropa (4 de cada una), y una caja de madera de 25 x 30 x 25 cms. Pintada blanca. En la Escuela quedamos en un gran dormitorio, todas con el corazón alerta y con una ilusión en el alma, pero con todas las inseguridades de la adolescencia.
Fuimos creciendo juntas en cuerpo y en alma. El primero salió de esa antigua casona y se fundó con los paisajes variados y sorprendentes de la patria. La segunda, el alma, se amalgamó, se quedó prendida dentro de los Prójimos, ¡Tantos Prójimos día a día! ¡Tantos Prójimos año a año!
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Salas, descripción y fijación.



Primera sala: Pedagogía y patrimonio: reconstruyendo nuestra memoria..



En este espacio se pone énfasis en los conceptos de patrimonio y memoria a partir de dos ideales concretas como son el museo y la escuela.
Se destacan las figuras de educadores que estudiaron fuera de Chile y trajeron aportes metodológicos. Entre éstos figuran José Abelardo Núñez, quien reformó las escuelas normales, tradujo a Froebel e impulsó la contratación de los pedagogos alemanes en la década de 1880, y Claudio Matte, quien estudió en Alemania, creó el silabario del ojo y presidió la Sociedad de Instrucción Primaria.
También se rescatan las figuras de los primeros egresados del Instituto Pedagógico como Enrique Molina y Darío Salas, quienes fueron impulsores de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria de 1920.
En esta sala convergen la historia del Museo Pedagógico de Chile, fundado en 1941, con la de la Escuela Normal de Preceptoras, fundada en 1854, cuando este edificio se transforma en la sexta y actual sede del museo.
La figura de Gabriela Mistral está presente a través de sus primeros pasos como maestra rural hasta que llega a rendir sus exámenes a la Escuela Normal N°1 de Niñas en 1910.


Grabado en vidrio de sala:

Aquí estas las cosas, las cosas vacías, las cosas de ayer ¿Están vacías? Quizás no. Todavía escucho las notas tristes del violín, como lágrimas van cayendo de sus cuerdas. Huelo los recuerdos contenidos en baúles como único equipaje… Puedo leer en mi memoria las cartas de amor infinitas escritas en noches de insomnio, divinas plumas de tintas mensajeras.
Aquí está mi memoria que es la fuente que contiene los recuerdos y todos los olvidos, la que aviva las imágenes que otrora fueron vida, la que busca en silencios los sonidos, la que busca en la ausencia las presencias añoradas.
Se forjan en mi mente los horarios escolares, con sus materias y misterios, con sus deleite y delirios; el frasco de la ciencia, transparente como la voz de la maestra; el atril de la Biblia, testigo ausente de liturgias juveniles; el pedestal de los trofeos, testimonio de ardores y conquistas.
Aquí están con sus verdades, sus perfumes, sus rincones descubiertos, desnudos vulnerables, sin huéspedes, esperando en silencio que las palabras las habiten… Aquí están las cosas vacías contando sus historias.”



Segunda sala: grandes desafíos colectivos en la formación de la carrera docente.


Se recorre aquí la historia de la educación en Chile con un énfasis en la formación docente, las organizaciones gremiales, las escuelas normales y la figura del profesor y profesora normalista.
Se destacan las figuras de Gabriela Mistral, Amanda Labarca e Irma Salas en sus aportes como educadoras en el ámbito teórico y práctico.
La línea de tiempo hace referencia a hitos culturales significativos para el mundo, el continente americano y Chile.



Nuestra historia pedagógica: procesos y protagonistas.

Durante la Colonia existieron escuelas para estamentos populares de la sociedad, que tenían diversa procedencia: parroquias, conventuales y otras dependientes de los cabildos. La instrucción se orientaba entonces principalmente a la evangelización y memorización del catecismo y los principios cristianos. En la elite sólo se preparaba intelectualmente a los hombres, dejando a las mujeres relegadas al aprendizaje de las labores “propias de su sexo”, es decir, actividades manuales, música y, en algunos casos, conocimientos básicos para el manejo de la casa como nociones de contabilidad. el alto analfabetismo presente en todos los sectores sociales en los inicios del siglo XIX era un significativo reflejo del nivel educacional impartido en chile hasta ese momento.
En el ámbito de la educación superior, las órdenes religiosas tuvieron un destacado papel durante la Colonia. La congregación de los Dominicos fundó la Universidad Santo Tomás que comenzó a funcionar en el convento de Santiago en 1622. Esta institución entregaba grados académicos que calificaban a los estudiantes criollos y españoles para acceder a cargos civiles y eclesiásticos. Por su parte, la Compañía de Jesús fundó el Convictorio San Francisco Javier, donde se educaron destacados personajes de la historia política y cultural de Chile. En 1738 el monarca Felipe V dispuso la fundación en Santiago de la Real Universidad de San Felipe, que abrió finalmente sus puertas en 1758 y que, al igual que sus similares de México y Lima, contaba con facultades de Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Matemática. Junto a esta medida se revocó la facultad de entregar títulos y grados a las instituciones religiosas.
También se dieron iniciativas de particulares como la de Manuel de Salas, quien realizó importantes esfuerzos en promover la educación profesional y técnica, convenciendo de la importancia de la educación para el progreso económico de la sociedad. Sus ideas lo llevaron a fundar y dirigir la Academia San Luis (1797) donde puso en práctica el proyecto educacional.
En los primeros años de la vida republicana, Bernardo O´Higgins se preocupó de la educación y contrató a Diego Thompson, impulsor del método Lancaster(5), quien crea en 1821 la Sociedad Lancasteriana. Con la consolidación de la República se inició un nuevo proceso político, social y cultural. Los nuevos líderes estaban fuertemente influidos por las ideas de la ilustración francesa, por lo tanto, la educación adquirió relevancia en los nuevos proyectos políticos que se emprendieron durante la primera mitad del siglo XIX. El Estado, aún en formación, asumió entonces la tarea de educar. Comenzó por darse un debate sobre quienes debían ser educados y para qué, tomando fuerza la idea de la necesidad de “civilizar” al pueblo para alcanzar un mayor desarrollo político y económico y, así poder salir del atraso producido por el periodo colonial. La incipiente industrialización del país llevó a la discusión pública la necesidad de una mano de obra calificada y de una educación secundaria reservada para la elite gobernante. Eran todos los hombres que debían educarse para ser dirigentes del país, los hombres del pueblo solo debían ser educados para ser bueno ciudadanos y disciplinados trabajadores. Las mujeres, tanto de la elite como del pueblo, solo se educaban para ser buenas madres y dueñas de casa que aportaran a la economía del hogar (a través del ahorro y el buen uso de los recursos) e inculcarán en sus hijos el amor por la patria. Sin embargo, había voces disidentes como José Miguel Carrera, quien en el primer reglamento de educación, de 1813, ya enunciaba la importancia de la educación de la mujer. Más tarde, surgieron otras voces que se mostraron partidarias de la educación femenina como Domingo Faustino Sarmiento, quien señalaba “¿Por qué hacer lo contrario de lo que aconsejaría la naturaleza, que es instruir a la que de ser la maestra de niños, puesto que está destinada a ser madre y llevar con ella los gérmenes de la civilización al hogar doméstico?
En este periodo llegó a Chile el primer contingente de profesores extranjeros, entre los que se encontraba Ignacio Domeyko quien contribuyó, entre otros aportes pedagógicos, al desarrollo de los planes de estudio científicos. Joaquín de Mora fundó en 1829 el primer Liceo de Chile que funcionó hasta 1931, año en que fue expulsado del país por el sector conservador debido a sus ideas liberales. Su esposa, Francisca Delauneaux, mantuvo durante este mismo periodo una escuela para señoritas a la que asistían niñas de la elite como las hijas del Presidente de la República de entonces Francisco Antonio pinto.
En la constitución de 1833 se promulgó la ley en que se asumía la educación primaria como “una atención preferente del Estado”. El 01 de febrero de 1837 se creó el Ministerio de Justicia, culto e Institución Pública. Más tarde, en 1842, surgió un movimiento intelectual liberal con figuras como los hermanos Miguel Luis y Gregorio Amunátegui, José Victorino Lastarria y Domingo Faustino Sarmiento (primer director de la Escuela Normal de Preceptores), quienes se vincularon al desarrollo educacional desde diferentes ámbitos. Ese mismo año, fue fundada la Universidad de Chile y la educación primaria y secundaria pasó a depender de esta entidad.
La Ley de Instrucción Primaria de 1860 marcó otro hito trascendental en la historia de la educación en Chile ya que normó por primera vez la educación pública definiendo claramente el rol del Estado. Con esta Ley se creó la Inspección General de la Educación Primaria, para administrar las escuelas elementales fiscales, que aumentaban progresivamente, y se contempló la creación de escuelas primarias de niñas y de niños por separado y en igual cantidad, estableciéndose como cursos mínimos para éstas los de lectura y escritura de castellano, doctrina y moral cristiana, elementos de aritmética práctica y el sistema legal de pesos y medidas.
La escuela primaria, de acuerdo con los criterios de la época, otorgaba suma relevancia a la economía doméstica, preparando a las niñas para ejercer sus roles de “madre y dueña de casa”. En lo fundamental del proceso educativo, esta asignatura correspondía a tres objetivos: consolidar hábitos de higiene en el tratamiento del propio cuerpo, vestuario, de los alimentos y de la vivienda (educación bio.siquica); capacitar a las niñas para asumir su responsabilidad en la crianza de los hijos y en el control de la economía del hogar (enseñanza económico-social); y encauzar sus aptitudes vocacionales en múltiples actividades (orientación pre-vocacional).
Como continuación de la educación primaria, las escuelas superiores masculinas impartían los cursos mínimos de profundización de la enseñanza religiosa, gramática castellana, aritmética, dibujo lineal, geografía y el compendio de la Historia de Chile y la Constitución Política del estado. En las escuelas superiores para mujeres se reemplazaba el dibujo lineal y el estudio de la Constitución Política por economía doméstica, costura, bordado y demás labores de aguja. Para el año 1881 en las escuelas superiores, que por lo general se encontraban en las cabezas de cada provincia, se enseñaba además cosmografía, música vocal e historia de América. Existían por entonces 13 escuelas de este tipo en el país: 10 de hombres y 3 de mujeres. En este mismo periodo se decretó la creación de las escuelas primarias mixtas dada la dificultad económica de mantener escuelas diferenciadas por género en zonas rurales de escasa población y de irregular asistencia.
En 1879 se dictó la primera Ley de Educación Secundaria. Ese mismo año comenzaba la Guerra del Pacífico. El desarrollo industrial del país no se detuvo por la guerra y el sistema educacional siguió funcionando. Profesores y alumnos fueron dispensados de ir al frente de batalla. Al comenzar la guerra, las arcas fiscales estaban llenas y se destinaron más recursos a la educación, lo que se reflejó en la constitución de establecimientos educacionales denominados “escuelas palacios”.
El nuevo Reglamento de educación de 1883 se estableció un periodo de cuarto años de duración para la enseñanza primaria. Además se incluyó como ramos mínimos en las escuelas primarias de ambos sexos y en las mixtas, nociones de agricultura, principios generales de higiene, música vocal y gimnástica. Se reformó también la enseñanza normal. José Abelardo Núñez presentó al gobierno el informe de sus observaciones al sistema alemán de educación normal y se decidió la contratación de profesores y profesoras alemanes para hacerse cargo de las escuelas normales y formar a los profesores que enseñarían en las escuelas primarias a lo largo de Chile. En 1889 se creó el Instituto Pedagógico, que también estuvo a cargo de educadores alemanes en sus inicios, entidad en que los profesores normalistas se especializaban para poder asumir la docencia en los establecimientos de educación secundaria.


Primer curso egresado del Instituto Pedagógico en 1892.

A principios del siglo XIX y principios del siglo XX, y con la fuerte influencia alemana que se dio en la educación nacional, comenzó un proceso de feminización del preceptorado primario siguiendo el modelo alemán. Esto se reflejó también en la influencia del pensamiento de Fröebel y la introducción del kindergarten(6). Con la llegada de la educción Leopoldina Maluschka, de nacionalidad austriaca, contratada por el gobierno de Chile para el desarrollo de la educación parvularia, se instauró en 1906 un curso de profesoras kindergartianas en la Escuela Normal N°1 de Niñas.
Las primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas por un espíritu de gran efervescencia en torno a las cuestiones educacionales. Educadores y políticos debatían diferentes temas como la obligatoriedad de la educación primaria y la influencia de la iglesia en las escuelas. Paralelamente, al aparecer en Chile las ideas del educador norteamericano John Dewey, se comenzó a revisar el modelo alemán de educación. Se acercaba también la celebración del primer centenario de la Independencia y los dirigentes del país vivían un periodo de optimismo debido a las grandes riquezas provenientes de las ventas del salitre que permitieron, con motivos de esta conmemoración, fundar y construir grandes obras públicas como el edificio que alberga actualmente al Museo de Bellas Artes.
Sin embargo, desde el mundo intelectual vino un remezón de las conciencias que hoy conocemos como la crisis del Centenario. Autores como Tancredo Pinochet, Francisco Antonio Encina, Luis Emilio Recabarren y Darío Salas, expusieron el lado oscuro de la realidad: la cuestión social. Entre estos intelectuales destacó la figura de Alejandro Venegas Carus (1870- 1922), quien ingresó becado a la que sería la primera promoción del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Allí fue compañero de Enrique Molina, los hermanos Pinochet Le- Brun y otros intelectuales que destacarían en la educación chilena. Trabajó junto a Molina durante una década en el Liceo de Chillán y participó activamente en la Sociedad de Instrucción Primaria. Venegas fue uno de los que entregó los más descarnados testimonios sobre las condiciones de vida y atropellos de que eran objeto los más pobres durante el cambio de siglo, pensamiento que quedó plasmado en su obra Sinceridad: Chile íntimo en 1910.
Contribuyeron a esta discusión otras publicaciones como El Premio Nacional. Bases para la Reconstrucción de Nuestro Sistema Escolar Primario, que Darío Salas publicó en 1917, texto con que se comienza a crear conciencia en la opinión pública de a necesidad de una ley de instrucción primaria obligatoria. También destacan en este periodo las obras de: Francisco Antonio Encina Nuestra Inferioridad Económica: causas y consecuencias; Enrique Molina La Educación Económica en el Liceo y La Cultura y La Educación; y Luis Galdames Educación Económica e Intelectual.
Estas reflexiones, junto con los Congresos Pedagógicos realizados en 1902 y 1912 sobre educación primaria y secundaria, respectivamente, trajeron como resultado el fin del sistema alemán. Surgió así el carácter nacional de la educación con diversos experimentos como la Escuela Única, Nueva y Activa, predominando la discusión en torno a la intuición, observación y democracia en la educación. Se avanzó también en la toma de conciencia respecto de la necesidad de implantar la obligatoriedad de la instrucción primaria.
Cabe hacer notar que, tanto la organización de estos congresos como las reformas educativas que se produjeron en los años siguientes, emanaron en las asociaciones de profesores y no de las autoridades. En 1903 Pedro Aguirre Cerda, Darío Salas, José Abelardo Núñez, Valentín Letelier y José María Muñoz Hermosilla, entre otros, formaron la Sociedad de Profesores de Instrucción Primaria que un año más tarde dio origen a la Asociación de Educación Nacional. En 1909 se fundó la Sociedad Nacional de Profesores.




Sociedad de profesores de Instrucción Primaria. 1903

En 1920 se promulgó finalmente la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria. Esta ley estuvo precedida por casi dos décadas de discusión en distintas esferas. En su elaboración estuvieron involucrados grandes educadores u políticos como Valentín Letelier, Darío Salas y Pedro Bennen, entre otros. En ésta se establecía la obligatoriedad de la educación primaria, la que sería de seis años para el sector urbano y cuatro, para el rural. En 1927, desde la sociedad civil, el gremio del magisterio primario promovió la “Reforma integral de la educación”(7) que pretendió hacer del niño el centro en torno al cual organizar el trabajo escolar, en vez de la materia y la inculcación. Ese mismo año se creó el Ministerio de Educación Pública(8), acogiendo bajo su alero todo el sistema educativo nacional encargado de tres direcciones específicas: Educción Primaria y Normal; Educación Secundaria y Educación Profesional, además de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos. El cambio de nombre de este órgano estatal especializado de “Ministerio de Instrucción” a Ministerio de Educación”, denota la influencia que en este hecho tuvo la Reforma en curso.
La crisis económica que se desató en Estados Unidos en 1929, y que afectó en los años siguientes a la economía mundial, repercutió fuertemente en Chile. Sin duda este fue uno de los hechos que afectaron el éxito de la reforma educacional de 1928 que, a pesar de no implantarse, impulsó importantes cambios que perduraron hasta la reforma de 1964.
En 1932 Amanda Labarca formó el Liceo Experimental Manuel de Salas que fue modelo para la creación de otras escuelas experimentales. Ésta educadora observó la crisis en la educación normalista, dado el bajo nivel de los profesores y profesoras, y propuso el traspaso de la formación docente de las escuelas normales a las universidades. A partir de 1938, con el inicio de los gobiernos radicales del frente Popular(9), se dio un nuevo impulso a la educación, fomentándose el desarrollo de la educación técnico- industrial, destinada a formar técnicos para favorecer el progreso industrial del país. Esto derivó en la creación, el 03 de abril de 1947, mediante Decreto Supremo N°1831 , de la Universidad Técnica del Estado(10). Paralelamente, se establecieron más de mil escuelas de enseñanza primaria, se impulsó la enseñanza técnica y se crearon más de tres mil plazas para maestros. La universidad de Chile extendió sus actividades a lo largo del país y creó un centro de investigación científica y de cultura general y una Facultad de Economía y Comercio, instancias indispensables para la transformación económica y social que se producía en el país. En 1937 se creó la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales(11) que impulsó la implementación de renovada infraestructura escolar.
En 1945 se conformó la Comisión de Planteamientos Integral de la Educación. Ésta propuesta se basaba en gran medida en los postulados humanistas del filósofo Jacques Maritain y en la teoría desarrollista impulsada por organismos como la CEPAL(12) y la Alianza para el Progreso. Se buscaba una expansión cuantitativa del sistema educacional para igualar las oportunidades y mejorar la calidad a través de la modernización de la práctica escolar. En 1947 se inauguró el Liceo Darío Salas, creado bajo los principios de este plan.




“De aprendiz a maestro, de normalista a preceptor ….
¿Qué es el ethos normalista? Es más que una idea, más que una quimera, trasciende incluso el ideal. Es una herencia pedagógica, intangible, impalpable; es una espacio ganado, es el lugar común para los sueños, es un propósito, una identidad.
La savia de los normalistas se fue construyendo y modelando en la escuela, la misma que más tarde, en el ejercicio, ayudaron a construir y modelar. Miles de diarios de vida contando historias de estos maestros. Los relatos toman fuerza, surgen nombres de poetas, libros favoritos, cantos, plegarias y oraciones. La misma mística, los mismos encantos y desencantos, el mismo secreto anhelo de transformar, sino el mundo o el país, al menos las almas de los niños y los entornos más cercanos.
El ethos normalista es la historia de la ciencia, el arte, la gimnasia, elevados a su máxima expresión; son vidas que la misma vida enlazó con nudo ciego; son vocaciones; convicciones, búsquedas y compromisos con las grandes causas. Son mujeres y hombres que cruzaron el Atlántico para compartir saberes y emociones; son hombres y mujeres chilenos que soñaron y se sumaron a un proyecto de país, devolviendo, desde la tribuna del maestro, lo que la patria les brindó en su tiempo de aprendices.
Aquí está el ethos normalista, expresado a través de sus objetos; ellos constituyen el testimonio silencioso que despertará en la voy de quienes formaron parte de su historia y en cuya memoria se conserva aún, frescos y claros, como el primer día de clases”.




Tercera sala: principios y herramientas en el arte de enseñar.

En la recreación de una sala de clases se exhiben pupitres representativos de diferentes etapas de la historia de la educción. El primero corresponde al método Lancaster (primeros años e la República) en los que importaba la cantidad de alumnos sentados, ya que el alumno más aventajado debía enseñar al resto. L segundo banco es conocido como “Amunátegui” y corresponde al periodo de influencia francesa en la educación durante la primera mitad del siglo XIX. El último es un banco alemán (de asiento y cubierta regulable), representativo de la influencia alemana en las últimas décadas del siglo XIX.
El espacio a continuación está dedicado a las áreas del saber y las herramientas utilizadas en las salas de clases y laboratorios.




Cuarta sala: agentes educativos y construcción de ciudadanía.

Esta sala representa a los otros agentes educativos, cuya influencia fue muy relevante en la construcción de ciudadanía. Es así como surge la figura de las Colonias Escolares, entre cuyos objetivos estaba la recreación, la observación de la naturaleza y mejorar la salud de los niños y niñas más débiles.
La edificación escolar, por su parte, garantiza que la infraestructura fuera apropiada e ideal para el buen desarrollo de los procesos educativos.
En los textos se destaca la figura de Eloisa Díaz, primera médica chilena, quien se preocupó de la nutrición y salud médica y dental de los estudiantes.
Gabriela Mistral surge en el marco de la importancia de la familia en la educación de los niños.

“La educación, como construcción social, es un proceso que no sólo se concentra en el Estado a través de las escuelas; también intervienen otros agentes educativos como las organizaciones sociales y las sociedades de asistencia, entre otras las cuales enfatizan áreas distintas del ser humano en función de sus propias filosofías. Es así como, a lo largo de la historia y del territorio nacional, estos grupos organizados han desempeñado un rol educativo en busca de una formación más integral, incorporando códigos, valores y rituales que permiten al individuo interactuar con su comunidad, generando de paso un sentido de pertenencia e identidad que denominamos generalmente construcción de ciudadanía”.




Colonias Escolares


A comienzos del siglo XIX, en Europa, la pedagogía moderna daba inicio a las “colonias escolares”. Ésta práctica docente consistía básicamente, en fomentar las ventajas psicológicas que significaba la enseñanza instructiva- objetiva para los alumnos. Introducidas a Chile por el pedagogo Domingo Villalobos, se difundieron rápidamente por todo el territorio nacional. El 11 de enero de 1905 se realizó la primera colonia escolar y fue dirigida por este educador. Estaba integrada por 14 niños que viajaron a Constitución, donde permanecieron 44 días. Durante el tiempo que duraban estas colonias, los alumnos y alumnas recibían raciones diarias de alimentación completa, consistente en desayuno, almuerzo, once y cena. Junto con garantizar la alimentación adecuada, se realizaban actividades que buscaban desarrollar la capacidad de observación del entorno natural.
Manuel Guzmán, educador y miembro de la Gran Logia de Chile, a consecuencia del fallecimiento de Villalobos, fundó el 09 de noviembre de 1910, la Sociedad de Colonias Escolares “Domingo Villalobos”, con el propósito de continuar la labor de su amigo. Guzmán fue el primer presidente de esta sociedad, y permaneció en este cargo hasta 1935. durante su gestión organizó colonias en el balneario de Llolleo, cercano al puerto de San Antonio en la Quinta Región, donde se construyó colonias un edificio especialmente diseñado para la sociedad. Esta actividad no estuvo ausente de polémicas. Algunos sectores cercanos a la Iglesia Católica criticaron a las autoridades de estas colonias aduciendo que se pretendía alejar los niños del cariño de sus padres y del cumplimiento de sus deberes religiosos.
Las colonias escolares también tuvieron gran importancia en territorios estratégicos para la soberanía nacional. En un esfuerzo del estado por chilenizar las regiones de Arica y Tacna, se creó el 31 de octubre de 1884, la Provincia de Tacna, con capital en la cuidad homónima y conformada por dos departamentos: Arica y Tacna. Para el resguardo de la soberanía se instalaron en el territorio una importante cantidad de regimientos, inclinándose de esta forma su ocupación geopolítica. Asimismo, se estipuló que en esta provincia regirían las leyes chilenas y que sus habitantes tendrían las mismas garantías que la Constitución otorgaba a todos los habitantes de la República. Con el control de la provincia, las autoridades iniciaron un proceso de chilenización dirigido a la población local para reemplazar el patriotismo peruano por el chileno, con eje en las escuelas públicas, entre otras instituciones. En el marco de este esfuerzo estatal, en febrero de 1927, los maestros chilenos que ejercían su magisterio en los territorios de Arica y Tacna comenzaron a organizar colonias escolares para niños provenientes de Tacna, quienes junto a sus padres y vecinos importantes, salían en tren para comenzar un viaje en el cual podían observar por ventanillas los paisajes que los conducían hacia Arica. El 03 de junio de 1929, se firmó un tratado que definió que Arica se mantuviera bajo la soberanía de Chile y Tacna volvería a pertenecer a Perú. Esto significó el traspaso de las escuelas chilenas a las autoridades peruanas.



Sala Re- creativa.

El nombre de esta sala surge de la palabra recrear, que nos devuelve al significado griego del concepto escuela. La escuela era “el tiempo de recreo”, lo que implica, en una mirada moderna, un giro fundamental en las ideas de enseñar y aprender, por cuanto estas acciones no sólo involucran las dimensiones cognitivas del ser humano, sino también aquellas que tienen que ver con su emocionar, como son la imaginación y los sentimientos. Para acercarse a la historia de nuestra educación, se realiza utilizando las emociones y, utilizando medios como los juegos, exploraciones, diálogos, preguntas y reflexiones.
Este espacio quiere modificar las posturas asociadas a una cultura “desechable”, recuperando la idea de patrimonio y memoria en un contexto histórico y social compartido.

Educando fuera de la escuela: Si bien es cierto, la sala de clases es un espacio ideal para los aprendizajes, existen otros entornos que constituyen ambientes motivadores y atractivos para enseñar y aprender. Estas diversas miradas al desarrollo de la educación, han permitido enriquecer el proceso y abrirse a nuevas posibilidades de acción. Es así como surgieron distintas actividades (colonias escolares, comedores infantiles y grupos de boys scouts, entre otros) que aportaron, desde su propia sensibilidad, muchos elementos que fortalecieron la educación desde otras dimensiones, como ejemplo, el cuidado en la alimentación, el conocimiento geográfico y las actividades en equipo.

Escuelas vocacionales: A medidas de que el país comenzaba a desarrollarse y las ciudades crecían, surgía la necesidad de formar a hombres y mujeres para desenvolverse en el mundo laboral en actividades económicas distintas de la agricultura y el comercio. Desde fines del siglo XIX, y con más fuerza a principio del siglo XX, las escuelas vocacionales o técnicas incorporaron el desarrollo de habilidades y oficios vinculados a los trabajos manuales como carpintería, lavandería y cocina. Estas escuelas estaban diferenciadas por género y constituían oportunidades de trabajo para los jóvenes. Por tanto, hablar de educación vocacional significaba atender tanto a la diversidad de talentos y funciones de las personas dentro de la sociedad, como a las necesidades económicas individuales.

En el campo: Los espacios naturales van modelando la vida social de las personas y configurando su propia cultura. Cada una de estas historias, compuesta por códigos de comunicación, rituales, alimentos, costumbres, enriquecen los saberes de un país y conforman la identidad nacional. Estas imágenes representan fragmentos de la educación en el campo y a pesar de ser antiguas, siguen reflejando las realidades rurales de hoy. Son aquellos que nos hablan de una manera de ser que está marcada por el entorno, a veces favorece y otro adverso. Es así como los niños que crecieron y se educaron en el campo podrán recordar las grandes distancias, el aislamiento y la hostilidad del clima, pero evocarán también imágenes de su relación con la tierra, los árboles, los animales y el adobe.

Diversidad de estudiantes: Las metodologías educativas sirven para transmitir el conocimiento a distintos tipos de alumnos. Esto significa que la educación busca incorporar a todas las personas, independiente de sus características. Es así como encontramos diversidad de estudiantes: niños con necesidades educativas especiales, profesionales en perfeccionamiento, adultos, indígenas. Entre otros. Los aprendizajes de cada grupo requieren entonces un proyecto educativo distinto que ponga en valor el respeto por las diferencias.

En otras partes del mundo: Las actividades escolares forman parte de un proyecto de país que incorpora claramente el concepto de identidad. Si bien es cierto, muchas de estas actividades son universales repitiéndose en distintas latitudes del planeta, cada una de ellas representa una particularidad y un sello propio que obedecen a la cultura y los entornos naturales donde se yergue la escuela. Es por esto que las temáticas y los énfasis son distintos en cada país.

Una geografía diversa: El Estado de Chile tiene la responsabilidad de garantizar la educación de todos los niños y niñas del país. La escuela es la institución a través de la cual el Estado responde a este requerimiento y fortalece además la idea de unidad territorial. Es por esta razón que en las escuelas están presentes los emblemas patrios, situación que se enfatiza en lugares extremos como una manera de afianzar la soberanía.



ANEXOS.


(1) Constitución Política de 1833 Art. 128 “corresponde a las Municipalidades en su
territorio”: N° 2 “promover la educación, la agricultura, la industria i el comercio.”, y N° 3 “cuidar de las escuelas primarias i demás establecimientos de educación que se paguen de fondos municipales”. En el capítulo XI referente a las Disposiciones jenerales, Art. 153 “La educación es una atención preferente del Gobierno. El congreso formará un plan general de educación nacional; i el Ministro del Despacho respectivo le dará cuenta anualmente del estado de ella en toda la República”. Art. 154 “Habrá una superintendencia de educación pública, a cuyo cargo estará la inspección de la enseñanza nacional, i su dirección bajo la autoridad del Gobierno”.

(2) El 26 de agosto de 1920 se promulgó la Ley N° 3654, de Educación Primaria Obligatoria, que aseguró 4 años de escolaridad para niños y niñas, la que en el art. 1ª expresa que la instrucción primaria se
dará bajo la dirección del Estado. Además, establece la existencia de tres tipos de escuelas: las fiscales y municipales, las primeras costeadas por el Estado y las segundas administradas por los municipios pero financiadas con el Tesoro Público; las escuelas particulares y las escuelas conventuales. Al admitir la existencia de las escuelas particulares hay un reconocimiento explícito a libertad de enseñanza. Por otra parte se crea el cargo de Inspector General de Instrucción Primaria, del que dependían los Visitadores de Escuelas.
Desde ahí hasta 1920, la sociedad chilena se ve envuelta en una lucha constante por la gratuidad y obligatoriedad de la educación, donde se mezclan las disputas entre conservadores y liberales, estos últimos campeones de cuanta libertad existía, pero contrarios a la libertad de enseñanza.

(3) En 1945, el ministerio nombró una comisión para estudiar y proponer un Plan de
Renovación de la educación secundaria. La formaron los profesores Irma Salas, Ana Novoa, Arturo Piga, Daniel Navea, Óscar Vera Lamperain y Martín Bunster.
A partir de la experiencia del Liceo Manuel de Salas, la comisión planteó principios que debía tener la educación secundaria: participación, trabajos en grupo, coeducación, la centralidad del alumno como autor de su proceso de desarrollo. El Plan de Renovación Gradual, contenía tres etapas. La primera incluiría a los liceos “experimentales” Manuel de Salas, Darío Salas, Gabriela Mistral y de Niñas de Concepción. La segunda, a los liceos “renovados” de Niñas N°6 de Santiago, de Quilpue, Juan Antonio Ríos y otros. La tercera que, extendería el cambio a todos los establecimientos secundarios “tradicionales” del país, nunca se llevó a cabo.

(4) Decreto Supremo N° 2701 con fecha 02 de junio de 1981. Escuela Normal Nº1. con Compañía Nº 3150. Comprende la manzana ubicada entre las calles Compañía, Huérfanos, Herrera y Chacabuco. Funcionan en el área la Escuela D-69 República de Panamá, y el Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Comuna de Santiago.
(5) El método de instrucción y la entrega es recursivo, como una estudiante aprende el material que él o ella es recompensado con éxito para transmitir esa información a la siguiente alumno. Este método es ahora comúnmente conocida como la tutoría entre iguales (también de aprendizaje mediante la enseñanza), pero la economía de Lancaster o de la metodología de Bell no es ampliamente discutida.
(6) Es una institución alemana que ha sido adoptada por varios países - la palabra en si, ha sido tomada prestada por muchos idiomas. El Kindergarten apoya y complemente la crianza entre los tres y los seis años. Este nivel de la enseñanza tiene como objetivo lograr que los niños se expresen ellos mismos y desarrollen sus personalidades.
(7) El general Ibáñez decretó la reforma integral de la educación, que tocó a todos los niveles educativos, desde el pre-escolar hasta el universitario. La formación de docentes también fue afectada seriamente. La referida reforma no era sólo una iniciativa gubernamental. Fue la resultante de un movimiento social y pedagógico-cultural: los maestros primarios organizados gremialmente fueron quienes demandaron insistentemente una reforma general de la educación, no sólo en el sentido de abarcar toda la estructura, sino en el de afectar la organización institucional y la gestión y también y principalmente, las concepciones pedagógicas y la naturaleza del trabajo docente. Su ambiciosa y quizás utópica propuesta, fue adoptada por el gobierno autoritario de Ibáñez y puesta en práctica bajo la administración de los mismos maestros agremiados.
(8) Es Diseñar, normar, evaluar y supervisar la ejecución de las políticas, los planes y objetivos de desarrollo educacional y cultural, que permitan orientar el sistema educacional en todos sus niveles y modalidades y velar por su cumplimiento. Diseñar, proponer e implementar programas que contribuyan al desarrollo de las distintas áreas de conocimiento. Determinar, fijar, diseñar e implementar las políticas y programas de protección que se estimen necesarias y apropiadas para cautelar las garantías constitucionales que consagran el derecho a la educación y a la libertad de enseñanza y velar por la aplicación estricta de la normativa con tal objeto. Asignar, distribuir y fiscalizar los recursos de las subvenciones estatales y, adicionalmente, focalizar otros recursos o elementos necesarios para el desarrollo de los distintos niveles y modalidades de educación, en conformación con la normativa vigente. Diseñar, implementar, fiscalizar y evaluar los programas de mejoramiento e innovaciones educativas, que apoyen las políticas ministeriales. Estimular el desarrollo educativo de los alumnos, focalizando los recursos con el objeto de apoyar significativamente a aquellos de mayor vulnerabilidad, de conformidad a la ley. Gestionar, asignar y monitorear las ayudas estudiantiles. Diseñar, desarrollar y adoptar las medidas para la aplicación del marco curricular y los planes y programas de estudio para los niveles prebásico, básico y medio y modalidades de enseñanza. Proponer, asignar y distribuir los recursos que la ley de Presupuestos consulta anualmente para las Instituciones de Educación Superior. Mantener un registro Nacional de Instituciones de Educación Superior Diseñar, proponer e implementar programas de fortalecimiento y desarrollo de las Instituciones de Educación Superior, sin prejuicio de la autonomía de estas entidades. Establecer las condiciones y desarrollar la normativa que permita la existencia y funcionamiento de los mecanismos que aseguren la calidad de las Instituciones de Educación Superior. Cumplir las otras funciones que le encomiende la ley.
(9) había surgido casi un siglo atrás, en medio del debate que generó la promulgación de la Constitución de 1833. Con la llegada del siglo XX, se transformó en la fuerza política más representativa de la clase media, logrando captar a una gran cantidad de adherentes e, incluso, concitando el respaldo de socialistas y comunistas. Con ellos, en 1937, formaría el Frente Popular, movimiento político que combatió la llegada de la oposición al poder y que lo conseguiría en tres oportunidades, con los triunfos consecutivos de Pedro Aguirre Cerda, Gabriel González Videla y Juan Antonio Ríos. Gobernar es educar: En las elecciones presidenciales de 1938 se enfrentaron Pedro Aguirre Cerda, representante del Frente Popular, y Gustavo Ross, quien estaba respaldado por conservadores y liberales. Tras una estrecha votación, que se definió tan solo por un punto de diferencia, el primero de ellos resultó ganador, con 50,2% de los votos. Se iniciaba así el primero de los gobiernos radicales, caracterizado por el fuerte impulso que se le dio a la industria y a la educación como motores para el crecimiento del país. Según las palabras de Aguirre Cerda, "la educación es el primer deber y el más alto derecho del Estado; en consecuencia, social y jurídicamente considerada, la tarea de educar y enseñar es función del Estado". Su fuerte convicción se plasmó entonces en un ambicioso plan de educación, que incluyó la construcción de numerosos recintos educacionales (más de 1.000 escuelas primarias), la apertura de nuevas plazas de trabajo para profesores, la fundación de liceos experimentales y el fuerte impulso otorgado a la educación técnico-profesional. Si bien dentro de su plan de trabajo estaba el fomento a la industria nacional, existió un hecho determinante que dirigió los planes del gobierno. El 24 de enero de 1939 un fuerte sismo sacudió al país entre las regiones del Maule y Biobío, siendo Chillán la ciudad más afectada. Fue necesario, entonces, un urgente plan de reconstrucción de las zonas devastadas, que permitió la promulgación de la Ley 6.334, que creó la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Corfo. Durante este gobierno se dictó, además, en 1940, el decreto supremo que fijaba los límites del Territorio Chileno Antártico, entre los meridianos 53º y 90º de longitud oeste y el Polo Sur. Con ello, nuestro país alcanzaba una superficie de 1.250.000 km2 en el continente blanco, donde se instalaron, posteriormente, importantes bases científicas. Pedro Aguirre Cerda no pudo terminar su mandato, ya que falleció el 25 de noviembre de 1941, víctima de una fulminante tuberculosis. Comenzaría así, tras su muerte, una fuerte lucha por el poder. El 1 de febrero de 1942, con el 55,93% de los votos, resultó ganador Juan Antonio Ríos, candidato de izquierda que iniciaba un nuevo gobierno proveniente de las filas radicales.
Gobernar es producir: Juan Antonio Ríos asumió la presidencia del país el 2 de abril de 1942. En los años que duró su mandato, hasta 1946, se continuó implementando una política fuertemente industrializadora. Nuevamente con la Corfo como protagonista central de los avances, se crearon importantes organismos, como Endesa, en 1944; la Empresa Nacional de Petróleo (Enap), en 1945, y la Compañía de Acero del Pacífico (CAP), en 1946. Así se plasmaba en hechos concretos el lema de su campaña "gobernar es producir". También el gobierno desarrolló un importante plan de fomento agrícola, con la introducción de nuevas tecnologías y métodos de trabajo. Así se pretendía alcanzar niveles de producción que permitieran exportar parte importante de los recursos provenientes del agro, abriendo nuevos mercados para el país. En el ámbito internacional, Chile dejó atrás la neutralidad adoptada frente a la Segunda Guerra Mundial. Si bien el conflicto había estallado en 1939, recién bajo el mandato de Juan Antonio Ríos, y tras las presiones económicas y políticas ejercidas por Estados Unidos, nuestro país rompió relaciones diplomáticas con los países del Eje (Alemania, Italia y Japón), el 20 de enero de 1943. Al igual que su antecesor y tras un fuerte deterioro de su salud, Juan Antonio Ríos fallecería antes de culminar su mandato, el 27 de junio de 1946.
Quiebre en la coalición gobernante: Tras el fallecimiento de Juan Antonio Ríos, cuatro candidatos se disputaron la presidencia del país. En una estrecha votación, González Videla alcanzó la mayoría, con un 40,1% de los votos. Sin embargo, al no contar con la mayoría absoluta, era responsabilidad del Parlamento dirimir entre los dos candidatos con más alta votación (el segundo fue Eduardo Cruz Coke). Tras numerosas negociaciones, el 24 de noviembre de 1946 el Congreso pleno proclamó presidente de la República a Gabriel González Videla. Su mandato estuvo marcado por las diferencias políticas que surgieron entre los partidos que lo respaldaban. A tal punto llegaron los desacuerdos que, uno de los principales pilares de su candidatura, el partido Comunista, fue alejado del gobierno, provocando la división del Frente Popular. En cuanto a los objetivos fundamentales que González Videla planteaba para su gobierno se encontraban: el crecimiento y tecnologización del país. Así, continuó la construcción de la planta siderúrgica de Huachipato e inició las obras en la refinería y el oleoducto de Concón y en la refinería de Paipote. Además, el 30 de enero de 1952 nació la Industria Azucarera Nacional S.A. (Iansa), que pretendía impulsar el desarrollo de la zona sur del país. También en el ámbito social existieron avances, como los logrados con la aprobación de las leyes de pago de semana corrida, la referente al tope de la renta de arrendamiento de las habitaciones y la relacionada con la inamovilidad de los empleados particulares. Pero, sin lugar a dudas, uno de los hitos más importantes para la evolución cultural y política del país ocurrió el 8 de enero de 1949, fecha en que se promulgó la Ley Nº 9.292, que otorgaba derecho a sufragio a las mujeres en las elecciones presidenciales.
(10) En 1947, durante la presidencia de Gabriel González Videla, se decidió crear la Universidad Técnica del Estado (UTE) tras un prolongado movimiento de los estudiantes de las escuelas técnicas superiores chilenas agrupados en la Federación de Estudiantes Mineros e Industriales de Chile (FEMICh). En 1952 se promulgó su primera Ley Orgánica. En el año 1981 las universidades fueron reformadas y la sede de santiago de la UTE se convirtió en Universidad de Santiago de Chile (USACh) y sus ocho sedes provinciales, Antofagasta, Copiapó, La Serena, Talca, Concepción, Temuco, Valdivia y Punta Arenas fueron incorporadas a Universidades Regionales.
(11) La disposición de nuevos fondos permitió a la administración Alessandri emprender un vasto programa de obras de infraestructura pública, las que abrieron una gran cantidad de fuentes laborales que en parte absorbieron a la gran masa de cesantes que pululaban por las cercanías de Santiago. Entre el conjunto de obras públicas realizadas durante el gobierno de Alessandri destacaron la construcción del Barrio Cívico de Santiago y la edificación en las inmediaciones del Palacio de La Moneda de grades construcciones que recibieron a una serie de ministerios y reparticiones públicas; en este mismo contexto se inserta la construcción del Estadio Nacional y la del edificio de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. De forma paralela se creo la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, entidad que se dedicó a construir colegios con la finalidad de ampliar la cobertura del sistema de educación pública del país.
(12) La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) forma parte de la Organización de
las Naciones Unidas, cuyos objetivos se encuentran consignados en la Carta que entró en vigor el 24 de octubre de 1945.
Estos propósitos son:
1) Mantener la paz y la seguridad internacionales mediante
medidas colectivas eficaces y el arreglo pacífico de las
controversias;
2) Fomentar relaciones de amistad entre las naciones, basadas en la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos;
3) Lograr la cooperación en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social y cultural o humanitario, y en el estímulo del respeto a los derechos humanos sin distinción alguna, y
4) Servir de centro que armonice los esfuerzos de las
naciones por alcanzar estos propósitos.
Al final de la era de la guerra fría existe una convicción
expresada por los países miembros de las Naciones Unidas acerca de que la Organización habrá de adecuarse a las nuevas realidades
universales. La globalización de la economía mundial es otro
elemento que plantea un desafío para redefinir el papel de las instituciones multilaterales.



CONCLUSIÓN

“Desde sus orígenes, este edificio se ha erguido con un sentido educacional, construido en 1886, abrió sus puertas primero como la Escuela Normal de Niñas N°1. casi en siglo después, en 1981, acogió al Museo Pedagógico de Chile. Hoy, 08 de marzo de 2006, abre sus puertas como el Museo de la Educación Gabriela Mistral y como tal, invita a sus visitantes a vincularse con la historia de educación, que es también su propia historia.
Como depositario del patrimonio educacional chileno, este museo representa un trabajo enmarcado en los contextos y exigencias de la comunidad local y en una necesidad urbana que, más allá del esparcimiento, apunta a la necesidad de encontrar en las instituciones aquellos símbolos de la cuidad que reflejen y refuercen su sentido de pertenencia.
La exhibición se articula entorno a dos conceptos ancla: patrimonio y memoria, que permiten establecer un hilo conductor a través del cual se ponen en relieve los grandes procesos colectivos que dieron origen a la historia de la educación chilena. La elección de estos dos conceptos pretende, por inaparte, promover en los visitantes la conservación y la gestión racional del patrimonio tangible e intangible, por otra parte, contribuir a la reconstrucción del pasado como antecedente y fundamento de la consolidación de un sistema democrático.
En esta atmósfera del museo, donde se mira el pasado sin nostalgia, se recogen las múltiples historias de personajes célebres y anónimos que han contribuido al desarrollo del proceso de la educación, cimentando con ello la formación de una idea de ciudadanía y de país. Aquí están los inventos, las creaciones, los silabarios, las ideas. Están las personas, los maestros, los estudiantes, las mujeres, los políticos; todos juntos entregando el testimonio de las transformaciones de la educación desde la Colonia a la República.
De esta manera, al abrir sus puertas, el museo se abre también al diálogo, al debate, al intercambio y a la acción.”

Los métodos de enseñanza de la escuela colonial eran principalmente memorísticos. La letra entraba con sangre y a fuerza de repeticiones corales. La disciplina era estricta y los castigos no sólo eran corporales. También se humillaba públicamente al estudiante que había cometido alguna falta u omisión, con palmadas y motes ridículos. Los instrumentos para el castigo eran el chicote y el guante, que eran látigos de distintas formas, para azotar el torso desnudo o el trasero del castigado, la paleta de castigo que hacía sus veces y el closet de castigo, donde el menor era introducido por tiempo. Los profesores disponían también de la palmeta, una especie de raqueta para golpear las manos. Estos métodos y castigos tuvieron un largo arraigo. Sobrevivieron por muchos años en la era republicana, prolongándose incluso hasta el siglo XX. Es así como el educador Darío Salas, recién en 1917, al reseñar los adelantos conseguidos en educación primaria, señalaba: "hemos ido sustituyendo los métodos verbalistas y mecánicos por otros más racionales, más objetivos y más en armonía con la naturaleza del discípulo". Otro método era el de los certámenes, en los que se proponía un tema y luego se dividía a los estudiantes en dos bandos, apodados romanos y cartagineses, que se hacían preguntas unos con otros, conllevando a un debate y a distintas opinión respecto al tema. El que cometía un error era castigado. El bando que sumaba más aciertos era proclamado vencedor. Estas competencias se convirtieron en un espectáculo público cuando empezaron a realizarse los días sábados en el atrio de la catedral, en la Plaza de Armas o en las plazoletas parroquiales. Los asistentes aplaudían a los sabios y se burlaban y abucheaban a los ignorantes.

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